Fiebre
En los residuos del placer, hurgo consciencia por la noche, en las paredes del licor, apoyo mi mortecino abismo. La fragilidad acompaña siempre a un nuevo silencio precedente al arrepentimiento. La futilidad de cada encuentro estremece a los obsoletos deseos de pertenencia. Todo es efímero bajo el control de la inestable vanidad que representa nuestro tiempo, todo es lento al mirarlo desde dentro. Las bélicas reflexiones que se adiestran antes de dormir, nos dejan dóciles ante el onanismo al que se somete la clemencia. Otra vez, volvimos al estadio inerte de la duda existencial, no tiene sentido creer, si no duele recordar.
- Escrito en julio de 2021